Una vez más,
la ciencia moderna llega al rescate, y ahora
se están descubriendo aperitivos saludables.
Algunos muy familiares para ¡los turcos!
Tomemos, como ejemplo, los “rollitos de
fruta”. En cualquier tienda de frutos secos,
que venden nueces y frutas, tienen la
versión auténtica, como por ejemplo puré de
albaricoques secos y uvas. En estas tiendas,
hay muchos otros productos que esperan ser
descubiertos por un empresario innovador
de los mercados occidentales. Otro aperitivo
saludable, muy conocido es la mezcla de
frutos secos o “çerez”, tradicionalmente en
los bolsillos del uniforme escolar, ya que las
madres turcas, ponían un puñado de frutos
secos y pasas para que los niños los tomasen
antes de los exámenes. Esta práctica se
remonta a antiguas fábulas, donde el héroe
hacía una dieta de avellanas y pasas antes
de luchar con los gigantes y dragones, o
antes de tejer una túnica dorada para el
rey. El príncipe siempre cargaba sobre el
ave mitológico, “Zümrüd-ü Anka”, cuarenta
sacos de nueces y pasas para él, y agua y
carne para el ave que lo llevaba por las altas
montañas del Cáucaso.
En cuanto a la comida es tranquilizador
saber que estamos redescubriendo lo que
es bueno para nuestro cuerpo. Sin embargo,
uno se queda con la sensación de que tal
conocimiento siempre será incompleto
sino va a la par del contexto cultural y las
tradiciones metafísicas. El reto de la Turquía
moderna es lograr esa continuidad en un
momento en que la ingeniería genética, la
alta tecnología de la producción en masa y
el creciente número de hogares se orienta
hacia la conveniencia y la comodidad. Pero
por ahora, los mercados son vibrantes y los
platos son más sabrosos que nunca, por lo
que ¡ven y disfruta!